No fue sorpresa para el nacionalsindicalismo revolucionario el que Juan Pablo Arellano -democratacristiano, Presidente Ejecutivo de CODELCO- anunciase la intención de poner fin a la entrega del 10% de las utilidades de dicha empresa estatal al presupuesto de las FF.AA. Sólo pareció sorprender a un ministro de estado quien lo negó categóricamente, para que después, en horas de la tarde el gobierno de Michelle Bachelet hiciese el anuncio oficial de que un proyecto de ley sería enviado al Congreso para tales efectos. Eso sí, dejando en claro que “ya se había hablado con los Comandantes en Jefes de las instituciones de la defensa nacional”.
Felices en la izquierda marxista porque ven realizado su sueño revanchista hacia las FF.AA. por el alzamiento militar de 1973, los diesiciete años de gobierno militar, Pinochet y la derecha. Felices en el gobierno liberal/socialista de Bachelet por las mismas razones de la izquierda marxista y, en especial la Democracia Cristiana, porque le dan “una buena señal” a la plutocracia chilena en miras de las próximas elecciones presidenciales el 2010.
Felices en la derecha porque son los únicos que comprenden que éste es el paso crucial para posibilitar la PRIVATIZACIÓN DE CODELCO.
En efecto, los marxistas jamás pensaron -si es que eran sólo los resquemores hacia las FF.AA.- que su actitud y petición dejaría el camino libre a la plutocracia chilena para mover los hilos de la clase política y lograr la privatización de una de las empresas mineras de cobre más grande del mundo… Por el contrario, si lo pensaron, entonces no queda más que señalarles su traición al interés de la nación y su bajeza moral de haber actuado con su doble estándar característico.
El argumento esgrimido por Juan Pablo Arellano no deja de ser simple, por decirlo eufemísticamente, pues el 10% que se destina al presupuesto de las FF.AA es obtenido de las utilidades, es decir del ejercicio financiero final del proceso y no dificultaría en forma alguna dicho proceso; a no ser, claro, que los genios financieros de Bachelet hallan decidido “reinvertir” el 100% de las utilidades, por lo cual indudablemente serían merecedores del Nobel de economía. O por el contrario, que ninguna transnacional y sus adlátere chilenos va estar dispuestos a licitar con una “carga permanente” con la cual no tiene arte ni parte, sino solamente pagar un royalty por el hoyo que dejarán.
El gobierno de Bachelet “ya habló” con los Comandantes en Jefe y les aseguro -seguramente- que dicho 10% será remplazado dentro del presupuesto fiscal para la defensa. Los pormenores del “uso” del 10% de CODELCO están explicitados en una ley reservada, seguramente la próxima ley también lo será, así que los chilenos veremos pases mágicos entre gatos y medianoche una vez más. Por otro lado ya no podemos pedirles a los mandos de las instituciones de la defensa nacional que se preocupen o que se la jueguen -con respecto a CODELCO- por el interés de la nación chilena… sólo tratan de sobrevivir en un mundo globalizado de color verde que los presiona desde el mundo político-financiero.
Así dadas las cosas, no quedará más que la expresión ciudadana para rechazar la privatización de CODELCO, los cuerpos sociales deberán manifestar su soberanía político-social como mandantes de quienes gobiernan el estado y de quienes deben resguardar el interés nacional desde el Congreso. El pueblo chileno es el mandante y se expresa a través de sus organizaciones como cuerpo social de la nación; la clase política es el mandatario y como tal debe obediencia y responsabilidad frente al pueblo, su mandante. Toda otra consideración es lisa y llanamente un abuso y una traición al interés de la nación chilena.
Nacional sindicalismo revolucionario, una voluntad de ser nación en justicia.