Durante el siglo I, Plutarco escribió su serie de biografías comparadas llamadas Vidas Paralelas. El propósito obvio de la comparación fue tratar de analizar las acciones de personajes de similares características frente a problemas muy semejantes, bien que nunca hubiesen sido contemporáneos. El juicio crítico del biógrafo se expresaba al final de cada par, para indicar quién, a su juicio, tuvo el mejor desempeño en la situación vivencial que le advino, porque no se debe olvidar que, según el parecer popular, al comparar alguien invariablemente pierde.
Al día de hoy, transcurridos 16 meses y días de un gobierno que nunca debió existir, los analistas de su gestión no tienen -en general- una buena opinión ni de sus hechos ni de sus cambiantes discursos justificatorios, mismos que los obligan a aguzar el ingenio para darles una interpretación y una dirección progresiva. Las opiniones desde las derechas son las normales al caso, pero las emitidas por diversos “actores” de las propias izquierdas son las más significativas. Así, en su amplio espectro podemos encontrar desde las desilusionadas expresiones de quienes sin convencimiento emitieron su voto por Boric y hoy lo lamentan, hasta las del nuevo relato que habla de la soledad del mando y de traiciones que van a afectar su legado.
Al avanzar el conteo de votos el pasado domingo 07 de mayo, en las elecciones para integrantes del Consejo Constitucional, la tendencia favorable hacia el Partido Republicano motivó titulares grandilocuentes como el de la prensa extranjera (“tsunami de extrema derecha”, “extinción de la centroizquierda”) pero, ¿cuál es el real impacto de estas elecciones en el actual ciclo político? ¿Cómo interpretar estos resultados en los hechos y a través de las reacciones de los partidos políticos y sus soportes ideológicos? Sin añadir lo ocurrido en redes sociales, entre «memes» hasta el «roteo»[1] similar tras el plebiscito de septiembre de 2022.
Este domingo 07 de mayo tendrá lugar la elección de candidaturas para integrar el Consejo Constitucional, entidad similar al actual Senado -tanto por su forma de elección como eventual composición-, todo ello dentro del proceso constituyente adoptado a fines del año 2022 y sobre el que nos referimos anteriormente como un “acuerdo por Chile” pero a la medida de pocos, muy pocos. En este contexto, el gran tema a días de la elección, y a propósito de la obligatoriedad del voto, se ha centrado en cuál es la opción a marcar o si el abstencionismo es válido.