MRNS: Un símbolo, un nombre y un movimiento
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MRNS: Un símbolo, un nombre y un movimiento

Una pregunta recurrente que se nos hace, tiene que ver con el símbolo de nuestra organización, con las aspas rojas y su significado, o si acaso existe alguna relación con otros símbolos nacionalistas. Le sigue, o a veces le antecede, la pregunta por el nombre de la misma y qué vínculo hay con el nacionalsindicalismo español. Si acaso el nombre originalmente era “Movimiento Nacional Sindicalista” o “Movimiento Revolucionario Nacionalsindicalista”, entre otras consultas que resolveremos en este artículo, recurriendo, para ello, a diversas fuentes directas e indirectas -de la época- incluida la propia CIA.

Recientemente, el periodista Carlos Basso (2020), en su libro “ChileNazi: Un siglo de xenofobia y totalitarismo”, menciona únicamente en un par de páginas a nuestro Movimiento, a propósito de Franz Pfeiffer, fundador, en 1962, del Partido Nacional Socialista Obrero de Chile y que habría sido parte del MRNS entre 1954-1956[1], del que se alejó, precisamente, por no tener nada que ver con sus intereses políticos y “desencantado, Pfeiffer decidió fundar su propio movimiento: el Grupo 88” (p. 128), ya que “Pfeiffer aseguraba que el MRSN (sic) no era un grupo nazi como tal”. (p. 127)

Pese a ello, según Basso: “Aunque el MRNS negaba ser nazista, todos lo sindicaban como un movimiento de dicha filiación a partir de su estética (una especie de hélice dextrógira de tres puntas) y de su discurso, muy semejante al de la primera época del Movimiento Nacional-Socialista” (p. 126)

Esta afirmación, totalmente gratuita que, además de carecer de fuente alguna, se sustentaría en una supuesta estética “nazi”, no puede ser más falaz. De hecho, algunos ejemplos que desmienten el supuesto nazismo o “nacismo”:

a) En mayo de 1948, a través de la edición número 3 de Bandera Negra, en un artículo titulado “A los Nacional Socialistas, Fascistas y Nacionalistas en General”, el MRNS de entonces critica la posición burguesa y extranjerizante, expresando con nitidez: “¡Ni afrancesamiento, ni norte-americanismo, ni pleitesía a Inglaterra o a Germania! ¡Sólo Chile, Iberoamérica!” y en Bandera Negra N° 4 (1948) se formuló el axioma “Nacionalismo burgués o nacionalismo revolucionario”.

b) A 15 años de la Masacre del Seguro Obrero, Callis, jefe nacional del MRNS, escribiría (1953): “Lo que a nosotros -los Nacional-Sindicalistas- católicos y por ello contrarios a la concepción filosófica naci (…) que, no por ser errada la filosofía naci, escapa a la acusación de ser, no sólo un error filosófico, sino un error total” (p. 4)

c) La cobertura de prensa de la detención de tres jóvenes nacionalsindicalistas, en la víspera del año nuevo de 1966, acusados de terrorismo, dio cuenta de dos datos interesantes al respecto: “Mientras tanto, los más indignados son los miembros del Partido Nacional Socialista Obrero (PNSO), que se califican como los únicos nazis legítimos del país. Hugo Lea-Plaza Campusano, miembro del Comando Nacional del PNSO, visitó las oficinas de ULTIMA HORA para declarar que ellos son los únicos nazis que hay en Chile y que los tres detenidos no tienen nada de nacistas.” (Última Hora, 1966). Y otro periódico: “El llamado PNSO -que por su parte quiere reeditar en nuestro país las tristemente célebres hazañas de los “Camisas Pardas” de Adolf Hitler- mantiene una violenta pugna con el MRNS” (La Tarde, 1966).

La bibliografía especializada confirma lo anterior. Para el profesor y Doctor en Historia, Aníbal Pérez (2010), simplemente: “Lo dicho hace imposible que el MRNS pueda ser considerado como nazi” (p. 28)

En esa misma línea, la profesora y Doctora en Estudios Latinoamericanos Verónica Valdivia Ortiz de Zárate (1995), también afirma: “Con todo, el MRNS no puede ser calificado como fascista propiamente tal, ya que difiere en elementos sustanciales; más bien recogería el sentido de las JONS españolas y el tradicionalismo” (p. 24) y sigue: “A pesar de esta identificación, el MRNS no era una reedición de su antecesor. El MRNS rechazaba del fascismo y del nazismo su énfasis en el papel del Estado, el mito racial y su "materialismo ateo".” (p. 25)

Por último, otra autora relevante, también doctora en Historia, Gabriela Gomes (2016), sintetiza: “Al igual que los Tacuaras, glorificó la violencia y el rol de la juventud como sujeto revolucionario, pero rechazó al nazismo por su racismo, antisemitismo e imposición del culto pagano.” (p. 80)

Esbozo y diseños de las aspas de 1952 y 1954

Hecha esta necesaria aclaración, ¿qué significa la bandera del Movimiento?

Para responder esto, nos remitiremos a una respuesta elaborada en Bandera Negra para el diario nortino “El Debate”, el cual acusó de “piratas” a los camaradas de la época por emplear dicho nombre:

Bandera Negra es el nombre de nuestro periódico, como homenaje a la negra bandera del Movimiento. Negro es el color de la guerra a muerte, el color del pendón que izó O’Higgins en Rancagua; el color del estandarte de los Húsares de la Muerte de Manuel Rodríguez; bandera negra simbólica fue la que izara Prat al mandar clavar el tricolor; bandera negra fue, en fin, la que Carrera Pinto tremoló en La Concepción. Es la bandera tradicional del heroísmo chileno, de la voluntad del pueblo cuando sólo se deja a sí mismo la alternativa de vencer o morir…Y esa es nuestra voluntad y alternativa: VENCER O MORIR, arrasar implacablemente con los verdaderos piradas que se esconden tras la cómoda irresponsabilidad de un pasquín”.

Gabriela Mistral con una bandera negraResulta curioso -estas palabras son de 1955- que más de 60 años después, sería una bandera negra la que se alzaría en un momento crucial de nuestra historia reciente. El artículo continúa: “Arrasar intransigentemente con el capitalismo, verdadero y único culpable de la miseria del pueblo y de la existencia del comunismo. 
Nuestra bandera es negra en todo su fondo. En el centro tiene un círculo blanco, roto por el movimiento giratorio de tres aspas rojas que tienen la forma de cuchillas.
El Negro es nuestra guerra a muerte contra el masón, el burgués, el imperialismo y los comunistas. El círculo blanco es el mundo democapitalista despedazado por las aspas rojas que significan MOVIMIENTO en su forma y REVOLUCIÓN en su color. 
ROJINEGRO es pues el color de nuestra enseña.
Rojinegro, tradicional color del Sindicalismo Revolucionario. Porque el Movimiento es eso: Revolucionario, Sindicalista, además de NACIONAL”. (Callis, 1955, p. 3)

Como podrá apreciarse, el símbolo está estrechamente relacionado con el nombre de la organización. Y al respecto, hasta no hace mucho, se sabía lo que resume Gabriela Gomes (2014): “En 1949 se fundó el Movimiento Nacional Sindicalista y 1952 el Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista (MRNS)” (p. 176)

Diseño de las aspas entre 1957 y 2011

Vale decir, que primeramente habría existido el “Movimiento Nacional Sindicalista” al que luego, en 1952, se le incorporó la “R” de revolucionario. Sin embargo, las fuentes, a lo menos entre 1949 y principios 1952, dan cuenta que ya existía el MRNS como tal.

En ese sentido, tal y como expone el profesor Rolando Álvarez (2010), sería correcto señalar: “El Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista surgió en 1947, aglutinado en torno a la revista Bandera Negra. Dos años más tarde se desarrolló como grupo doctrinal y recién en 1952 como entidad política abierta” (p. 344)

Dos testimonios son relevantes, y uno proviene de un organismo foráneo, particularmente muy informado en la época sobre la actividad política del nacionalismo chileno: la CIA.

Oficio de la CIA sobre el MRNSEn un informe cuya fecha está censurada, pero que se distribuyó el 25 de febrero de 1949, da cuenta de las actividades del Partido Nacionalista de Chile, reuniones que sus integrantes tuvieron con militantes del Partido Comunista de Chile (si, tal cual), y otras organizaciones de marcada “antipatía norteamericana” (sic), como el Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista, al que, además, vincula con el nacionalista argentino, Emilio Gutiérrez Herrero (fallecido en 2018), quien visitó Chile en septiembre de 1948 y- prosigue el informe- tuvo reuniones con Federico Mujica y Gastón Acuña (ambos fundadores del MRNS).

Al final del informe, existe un comentario a propósito del movimiento, expresando [en inglés]: “The MRNS, which is noted for its ultra-nationalist policy, its anti-United States attitude, its anti-Jewish stand, and its complete cooperation with the Hispanic movement, has been in contact with the Nationalist Party of Chile por several years”, lo que traducido al castellano sería: “El MRNS, que se destaca por su política ultranacionalista, su actitud antiestadounidense, su postura antijudía y su total cooperación con el movimiento hispanista, ha estado en contacto con el Partido Nacionalista de Chile desde hace varios años.”

Extracto de oficio de la CIA sobre el MRNS

Extracto de publicación Rebelión de la década del 50Otro testimonio, que da cuenta que el MRNS existía antes de 1952, es el boletín “REBELIÓN”, creado en 1949 y en cuyo epígrafe se expresa: “Órgano oficial del grupo estudiantil del Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista”.

Ya hemos expuesto que el nombre de la organización siempre ha sido MRNS, incluso cuando, a principios de 1952, se refería como “Legión Nacionalista de Chile del Movimiento Revolucionario Nacionalsindicalista” (Ramírez, 2015).

El elemento revolucionario nunca ha sido algo “accesorio” o “accidental”, sino que es un planteamiento fundamental de la organización. No por nada, uno de los textos primordiales es el compendio “La Revolución del Hombre”, escrito por Ramón Callis, en 1955, afirmando en sus primeras páginas: “El nacionalsindicalismo, al plantear la Revolución del Hombre, no pretende remontar la historia y volver a la Edad Media. El Tiempo no se retoma (sic). Pero el Espíritu del Hombre, aquella parte esencial del ser humano, abandonada por la idea antropomórfica del humanismo (…), existe en el fondo de nuestros pobres seres actuales y podemos reencontrarla, transformándonos en Hombres enteros, en verdaderos Hombres” (1955, p. 10)

“O revolución marxista, o revolución nacionalsindicalista” era la premisa, afirmándose que la revolución del ser propuesta por el MRNS, se planteaba en oposición a la “revolución comunista” (sic), entendida como “rebelión del rebaño”.

Continuaba Callis: “La Revolución del Hombre -continúa- es la Revolución Espiritual. La Revolución del Espíritu contra el mundo-mercado y el mundo-cárcel” y concluye: “Obliga a vivir su vida responsable y conscientemente, obliga a ser el mismo, o sea, a ser héroe” (1955, p. 12) en clara alusión al concepto de héroe que expone Ortega (1983): “Porque ser héroe consiste en ser uno, uno mismo.” (p. 390).

Entendemos pues que, sin dicho elemento, el Movimiento carecería de sentido, siendo su objeto fundacional ningún otro sino realizar la revolución.

Esta concepción de la revolución y lo revolucionario está presente en autores tan diversos como Wittgenstein (1984) cuando señala que: “Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo” (p. 45); o, por ejemplo, Marcuse (1969): “En otras palabras: la transformación sólo es concebible como el modo por el cual los hombres libres (o, mejor, los hombres entregados a la acción de liberarse a sí mismos) configuran su vida solidariamente” (p. 51); ya el propio Nietzsche (1882): “¿Cuál es el signo de que se ha adquirido la libertad? Ya no avergonzarse de uno mismo.” (§275)

Y reiteramos. La “revolución del Hombre” consignada en los 50, no puede ser sino entendida hoy como la revolución del ser, aludiendo nítidamente a a los planteamientos de Heidegger (2000), como cuando señala: "Pero si el hombre quiere volver a encontrarse alguna vez en la vecindad al ser, tiene que aprender previamente a existir prescindiendo de nombres. Tiene que reconocer en la misma medida tanto la seducción de la opinión pública como la impotencia de lo privado. Antes de hablar, el hombre debe dejarse interpelar de nuevo por el ser" (p. 20).

Por su nombre ha sido conocido desde la década del cincuenta al presente, incluidos los oscuros años ochenta. En efecto, carece de sentido la afirmación que el MRNS cambió su nombre en dichos años. Ya en 1989, José Agustín Vásquez escribía: “Por espacio de 20 años, en la marginación y el silencio, el MRNS ha mantenido y afirmado la esperanza revolucionaria”, añadiendo luego: “EL MRNS ha vencido la tentación derechizante y democrática, a costa de su crecimiento y su destino. Su supervivencia será vital, pero poco reconocida, en el surgimiento posterior de sectores renovados” (1989, p. 18)

Dicho todo esto, ¿por qué MRNS?

Es movimiento, pues se encuentra en circulación, no es estático ni dogmático.

Es revolucionario, pues persigue la transformación, no sólo política, sino de la propia persona que integra la comunidad.

Es nacional, pues a esa nueva persona, en su ser, debe aglutinarla, aunar su voluntad junto a las otras, en un proyecto común.

Es sindicalista, en tanto persigue la realización de la justicia. Ya decía Callis(1955): “patria verdadera significa justicia, significa tareas comunes y destino trascedente” (p. 11)


Abstract: A recurring question that makes us, has to do with the symbol of our organization, with red blades and their meaning, or in case there is any relationship with other nationalist symbols. It is followed, or sometimes preceded by, the question about its name and what link there is with Spanish national syndicalism. If perhaps the name was the original "National Syndicalist Movement" or "National Syndicalist Revolutionary Movement", among other queries that we will resolve in this article, resorting to various direct and indirect sources -of the time- including the CIA itself.


Notas y referencias (por orden de utilización):

[1] Entre los 17 y 19 años de Pfeiffer.

Basso, C. (2020) ChileNazi: Un siglo de xenofobia y totalitarismo. Aguilar.

Bandera Negra (1948) A los Nacional Socialistas, Fascistas y Nacionalistas en General. Bandera Negra, 3, p.4. https://issuu.com/mrnschile/docs/bandera_negra_3

Callis, R. (1953) 15 años después se los sigue traicionando. Bandera Negra, 10, p. 4. https://issuu.com/mrnschile/docs/bandera_negra_10

Última Hora (1966, 04 de enero) Juez allanó el local del MRNS. Las Noticias de la Última Hora.

La Tarde (1966, 09 de enero) Policía seguirá vigilando a fascistas criollos. La Tarde.

Pérez, A. (2010) Dios, Nación y Destino. El imaginario político del Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista. [Tesis de grado para optar a los grados de licenciado en historia, licenciado en educación y título profesional de profesor de enseñanza media en historia y ciencias sociales, Universidad de Valparaíso].

Valdivia, Verónica (1995) Nacionalismo e Ibañismo. Serie de Investigaciones N° 8. Universidad Católica Blas Cañas. http://biblioteca-digital.ucsh.cl/greenstone/collect/libros/archives/HASHbad9.dir/Nacionalismo%20e%20Iba%25F1ismo.pdf

Gomes, Gabriela (2016) La opción corporativista en Argentina y Chile: agrupaciones políticas y círculos intelectuales (1930-1970), Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 32, pp. 71-88. http://journals.openedition.org/alhim/5585

Callis, R. (1955) “Nuestra Bandera”, en Bandera Negra, 16, p. 3. https://issuu.com/mrnschile/docs/bandera_negra_16

Gomes, Gabriela (2014) El anticomunismo de la juventud conservadora chilena. El caso de la Falange Nacional (1935-1957). Universidade Estadual de Londrina; Mediações, 19, 1, pp. 170-186. https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/34594

Álvarez, R. (2010) “¿Represión o integración? La política sindical del régimen militar. 1973-1980”. Historia, 43, Vol. II, pp. 325-355.

Central Intelligence Agency (1949, 25 de febrero) Nationalist Party of Chile [informe] CIA. https://www.cia.gov/readingroom/document/cia-rdp82-00457r002400140005-9

Ramírez, A. (2015, 07 de agosto). Tres grandes etapas y cinco generaciones. MRNS. https://mrns.cl/mov/hist/etapas

Callis, R. (1955) La Revolución del Hombre (1a ed.) Imprenta original Concepción.

Ortega y Gasset, J. (1983) Meditaciones del quijote. Alianza Editorial.

Wittgenstein, L. (1984) Culture and value. Trad. Peter Winch. University of Chicago Press, p. 45

Marcuse, H. (1969) Un ensayo sobre la liberación. Editorial Joaquín Mortiz.

Nietzsche, F. (1882) La Gaya Ciencia. Librear.

Vásquez, J. A. (1989). ¿Y después del nacionalismo, qué?. Ciudad de los césares, 6, pp. 16-19 

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