Al momento de analizar el panorama del movimiento estudiantil en general, y de los estudiantes secundarios en particular, salta a la vista que todos aquellos iluminados que se autoadjudican la conducción del movimiento estudiantil, que todos aquellos dirigentes sesgados por sus dogmas partidistas, y por qué no, todos aquellos dirigentes serviles a los intereses de la Concertación + PC, de la plutocracia y del $istema, han despojado a su diccionario de una palabra vital para toda lucha política, y más aún para la revolucionaria: AUTOCRÍTICA. Tan ausente como la victoria.
Ya lo hemos analizado en publicaciones anteriores: los estudiantes secundarios se encuentran cooptados por dos grandes organizaciones, las cuales, ni siquiera en términos cuantitativos poseen un sustento real de representatividad. Y esto no solo se queda ahí, sino que vemos como, por ejemplo, la CoNES tiene dirigentes que fueron destituidos de sus cargos por sus propios centros de estudiantes, por abusar de su posición y pasar a llevar la voluntad soberana de sus bases o cómo varias de sus federaciones integrantes no son más que organizaciones fantasmas, creadas por el PPD para poder llegar con votos a la primera plenaria nacional de cada año y así recibir una tajada más grande del pastel “a representar”.
Desde ya vemos que el problema no se reduce solo a la representatividad, sino que también es un problema de legitimidad. Ya lo hemos dicho en todos los tonos, y lo seguiremos diciendo: esta organización no representa a nadie más que a sus partidos, sólo sirve a intereses ajenos a los estudiantes, y por lo tanto, lo único que hace es dañar al auténtico movimiento estudiantil.
Por otro lado, se encuentra la ACES, que aparte de reactualizar la retórica mirista de los sesenta, no ha hecho nada más que llenar de consignas al movimiento estudiantil, no ha sido capaz de pasar de las palabras a la acción, más allá de convocar a tal o cual marcha. Y aquí radica uno de los mayores problemas: no existe una propuesta.
No basta con denunciar, no basta con decir que la jota se vendió, que vendió al pueblo y a la revolución. No basta con atacar al paradero burgués ni al semáforo opresor, ni levantar una barricada libertaria por “lxs compañexs caidxs”. Se necesita pasar de las palabras a la acción, a la praxis política de las mismas consignas que ellos proponen, ¿o a la gente de la ACES se olvidó del sentido del Control Comunitario?
Y no nos confundamos, que la falta de propuesta no es solo de la ACES, sino que la CoNES adolece de lo mismo… ¿será porque el gobierno le robó sus propuestas? ¿o la CoNES le robó la propuesta al gobierno? A estas alturas, nadie lo sabe, e incluso, nadie puede ya distinguir si la CoNES es algo distinto del gobierno.
Tampoco seamos ingenuos, ya que la falta de propuesta y de representatividad no ha sido gratuita. Los proyectos ingresados el año pasado por la Nueva Mayoría que “terminaban” con el lucro, el copago y la selección en los colegios, el proyecto de Nueva Educación Pública -desmunicipalización, sin eufemismos-, e incluso el de Carrera Docente, no son cosas del azar. El cambio de nombre de la Concertación no es cosa de azar. La elección de Michelle Bachelet como Presidente de la República tampoco es por azar. Todo aquello tiene una génesis común: la negociación del 2006 más la derrota sufrida el 2011 a propósito de la estrategia adoptada ese año.
No pretendemos ser generales concluida la batalla, ni tampoco es nuestra intención decir que lo dijimos, pero -de todas formas- lo dijimos. Por ahí dicen que si quieres resultados distintos, debes dejar de hacer siempre lo mismo, o bien, “si quieres cambio verdadero, pues, camina distinto”.
Pues bien, desde incluso antes del año 2011 no se ha caminado distinto, sino que siempre se ha caminado los días jueves a medio día por la Alameda, detrás de un lienzo, gritando consignas que a veces riman. No se ha innovado en la estrategia: las marchas siempre los días jueves a la misma hora, en el mismo lugar, previa petición de autorización de la Intendencia -¡oh, que revolucionarios que son!-; ir a dejar cartas al MINEDUC, dirigentes hablando en la televisión -cada vez menos tiempo-, petitorios por aquí, consignas por allá, panfletos más allá. Y luego pedir, pedir y pedir.
En 5 años de movilización continua, donde los paros y tomas ya son una tradición en las generaciones post-2011, no hemos visto ningún cambio en la estrategia del movimiento estudiantil y, por lo tanto, los resultados son evidentes: no se caminó distinto, ni mucho menos hubo cambio verdadero.
Pero calma, que nosotros no culpamos al estudiante de a pie, al “estudiante de base”. Nosotros culpamos a los partidos políticos sediciosos, serviles la plutocracia nacional; a los grupos disque-revolucionarios que, a punta de egos inflados, han hecho lo posible por captar nuevos militantes a costas del movimiento estudiantil.
Nosotros culpamos a todos aquellos dirigentes que en más de cinco años no han hecho más que mirarse el ombligo desde la comodidad de sus cargos y que han dejado toda autocritica de lado. Por lo tanto, la siguiente propuesta va a todos aquellos estudiantes secundarios que buscan construir una nación digna para todos, dejando de lado todo ego hinchado en pos de la obtención del objetivo.
En primer lugar, debemos aclarar que en nuestro diagnóstico de la situación, esto es, la falta de representatividad en tales organizaciones, se debe básicamente a que éstas carecen de vinculación con sus territorios. No hay una organización con sus colegios vecinos ni nada que se le parezca. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer a la hora de levantar una organización a nivel nacional es tomar como un elemento natural y necesario la vinculación territorial entre estudiantes.
Siguiendo la misma línea, dicha organización deberá estructurarse de la siguiente manera: asambleas comunales de estudiantes, abiertas a todo aquel que desee participar, pero donde las decisiones finales sean tomadas por los centros de estudiantes que integran la misma asamblea. Luego, las asambleas comunales darán paso a las federaciones regionales, las cuales también serán abiertas a todo aquel que desee participar, pero donde las decisiones serán tomadas por los representantes de las asambleas comunales, para posteriormente llegar a la "Confederación Nacional Secundaria", la cual funcionará en base al voto de los representantes por región.
En términos de orgánica, esta debe ser bastante simple y acotada, para que se permita una real discusión sin tantas “trabas legalistas”. Eso sí, dicha orgánica debe asegurar que las Asambleas Comunales tengan como principal rol vincular la opinión de los estudiantes de base y retroalimentarla hacia las Federaciones Regionales tanto como a la Confederación. El rol de la federación es generar contenidos apropiados para la tarea de las Asambleas Comunales, como también el desarrollo más acabado de las propuestas que tendrá la organización nacional. Por tanto, la tarea de la Confederación será ejecutar el mandato emanado desde las Asambleas Comunales a través de las Federaciones Regionales, para difundir y realizar las propuestas.
Para los estudiantes secundarios es vital superar la dualidad CoNES-ACES y pasar a un actuar consecuente y revolucionario, pero siempre en unidad. Y para lograr aquello, es necesario que los estudiantes secundarios tengan la entereza de construir un proyecto político distinto.
La tarea de los estudiantes nacionalsindicalistas está clara, y tenemos la fuerte convicción de llevarla a cabo, por la victoria de los estudiantes y del pueblo de Chile. La tarea es ardua y compleja, pero sólo aquellos con la convicción necesaria podrán llevarla a cabo.
Estudiantes secundarios… YA NO BASTA CON PEDIR.