Publicado originalmente en 1999, hemos decidido traducir el texto de Karla Mantilla, titulado Let Them Eat Text. The Real Politics of Postmodernism como "Que coman papeles...", comprendiendo que la autora empleó la oración "let them eat text" aludiendo a "let them eat cake", que es la versión en inglés de la célebre frase "que coman pasteles", atribuida erróneamente a María Antonieta de Austria. Publicado hace más de 20 años, resulta del todo pertinente (y vigente), dada la proliferación de ciertas ideas y consignas, de modo acrítico y repetitivo, como si de una verdad develada se tratase. Si bien a Karla interesó la relación entre feminismo y postmodernismo, sus críticas son útiles para cuestionar estos discursos ("narrativas"), identificando el énfasis que hacen del individuo por sobre lo social y comunitario, las consecuencias de aplicar estas ideas y la revisión de ciertas premisas que parecen haberse afianzado en la academia.
Después de leer algunos textos teóricos postmodernos, varias cosas sobre esa teoría me resultan incongruentes. He estado tratando de ver no solo lo que los teóricos postmodernos dicen sobre su teoría, sino más importante aún, cómo funciona la teoría postmoderna en el mundo: cuáles son los efectos de adoptar el pensamiento postmodernista y sus teorías. Lo que me quedó claro después de leer un poco fue que el efecto general del postmodernismo es silenciar el pensamiento y el discurso, tanto personal como político. Soy consciente que esta es una afirmación bastante escandalosa dada la atención que la teoría postmoderna presta a privilegiar las voces de las personas marginadas, a dar voz a quienes antes no se habían escuchado e investigar los silencios incrustados en el discurso dominante (parafraseando un poco la prosa del postmodernismo). Sin embargo, en una lectura profunda de cómo funciona la teoría postmodernista, encuentro que estas afirmaciones no son más que palabrería. Lo importante no es lo que el postmodernismo dice que hace, sino cómo funciona realmente.
Una de las cosas que me ha despertado especial curiosidad sobre el postmodernismo ha sido mi experiencia trabajando con pasantes, en su mayoría, estudiantes universitarios de pregrado, en Off Our Backs[1]. A menudo, como bien puede imaginarse, en medio de la revisión de correspondencia, el envío por correo de ediciones, el envío de números atrasados o alguna otra tediosa tarea de oficina, tiendo a involucrarme en discusiones sobre feminismo con pasantes. Con más frecuencia de la que me gustaría, después de ofrecer mi perspectiva sobre un evento o teoría en particular, los pasantes me responderán: "No puedes decir eso". Mi respuesta habitual es: "Acabo de hacerlo". No quiero ser brusca en mi respuesta, pero estoy tratando de comunicar que, de hecho, puedes expresar tu opinión sin autocensura o una renuencia exagerada a decir algo con lo que otros no están de acuerdo. Puedes, de hecho, afirmar las cosas de forma clara y concreta, por muy controvertidas que sean. Otros pueden no estar de acuerdo, pero tú, después de todo, puedes decirlo.
Una de estas pasantes, asignada para cubrir un evento contra el aborto, se sintió confundida acerca de como “no se puede decir que los anti abortistas están equivocados, ellos también tienen un punto de vista. Realmente no se puede decir que ningún punto de vista esté equivocado”. De hecho, se sintió confundida acerca de su posición sobre el aborto después de escuchar las fervientes creencias de los anti abortistas. No es que estuviera convencida de los méritos de sus argumentos, eso habría sido al menos un error honesto. Fue su incapacidad para sostener un argumento como más válido que otro, de modo que mientras haya posiciones en competencia sobre cualquier tema, ella parecía incapaz de tomar una posición al respecto. Este, como yo lo veo, es el efecto acumulativo de las enseñanzas universitarias postmodernas entre quienes realizan Estudios de la Mujer[2] en estos días. Se vuelven incapaces de adoptar incluso la más obvia de las posiciones con convicción alguna.
El advenimiento del postmodernismo como teoría universitaria predominante es de gran importancia, no solo dentro de la universidad, sino también para los movimientos sociales feministas y progresistas. Hay varios problemas con el postmodernismo, el primero de los cuales tiene que ver con la forma en que ha cooptado algunas de las ideas clave del feminismo radical, pero despojándolas de su impacto político.
FEMINISMO RADICAL, DILUIDO
Una de las ideas centrales del postmodernismo es que todo está construido socialmente: género, raza, clase, atributos personales, etc. Los postmodernistas se esfuerzan mucho por elaborar todos los matices de cada sistema social que se ha construido. Hay un gran énfasis en las construcciones que surgen de lugares particulares en el orden social. Un hombre americano blanco rico se adscribirá a una cosmovisión que confirma y legitima su posición. Esto no es nada nuevo, las feministas radicales tuvieron esta idea hace años: los sistemas sociales moldean y determinan profundamente la vida de las personas de formas que no parecen evidentes, incluso los aspectos íntimos y personales de la vida de las personas como los roles de género, su sexualidad, incluso su percepción de sí misma.
Lo que es realmente interesante es la forma en que los teóricos postmodernistas escriben como si esto fuera una gran noticia. Las feministas radicales llevan años diciendo esto. Y en una clásica reversión patriarcal (como Mary Daly[3]), los postmodernistas acusan a las feministas radicales de ser esencialistas, es decir, creer que el género y otras cualidades son biológicas. Eso es precisamente lo contrario de lo que las feministas radicales han estado diciendo todo el tiempo: dado que, si el género está tan profundamente construido socialmente, puede construirse de manera diferente, más equitativa. Donde las feministas radicales se separan de las postmodernistas es su comprensión de lo difícil que es emprender este proyecto. Y la visión feminista radical de que esto aún no ha sucedido ni podría suceder tan fácilmente es la razón por la que los postmodernistas las acusan de ser esencialistas, porque, aunque no surge de diferencias biológicas, ahora hay una diferencia significativa en las formas en que mujeres y hombres son criados y socializados, por lo que actualmente existe una gran diferencia en algunos aspectos. Pienso en las postmodernistas como una marca de feministas tipo "you've-come-a-long-way-baby"[4], alegremente en la negación de cuán profundamente corre el condicionamiento androcéntrico y lo arraigadas que están tales instituciones.
SUBVIRTIENDO EL PARADIGMA SUBORDINADO
Además de la cooptación y posterior denostación del feminismo radical, otra forma aún más insidiosa en que el postmodernismo subvierte el paradigma subordinado es la forma en que algunas de las ideas fuerza, mientras afirman permitir que hablen más voces, en realidad silencian todas las voces, lo que hace que los defensores del postmodernismo estén amordazados y embarrados en su habla y escritura.
POSTMODERNISMO: LAS HERRAMIENTAS DEL AMO[5]
Las características del pensar postmodernista son herramientas y métodos que sirven para reforzar el statu quo. Incluso mientras abrazan la política radical, las causas de las personas marginadas, que trabajan contra todas las opresiones, las herramientas del pensamiento postmodernista frustran el proyecto desde el principio. Algunas de las principales herramientas que provocan el silencio del discurso son las siguientes:
Estilo de escritura.- Aunque el estilo de escritura obtuso es fácil de criticar, se debe enfatizar nuevamente que, incluso las personas altamente educadas, luchan con sus matices y significados. Mientras me esforzaba por superar la prosa dolorosamente densa y torpe que caracteriza a los escritores postmodernistas, descubrí que el pensamiento subyacente -la idea central- a las capas de la prosa no amerita en absoluto una presentación tan enrevesada. Las ideas no son más complejas o complicadas que las ideas progresistas, marxistas, feministas u otras teorías.
Este estilo de escritura, más que un inconveniente o molestia, sirve un propósito. Como escribe Katja Mikhailovich (1996): “Mi primera reacción, y la respuesta de muchas mujeres con las que he hablado desde entonces, fue dudar de mi propio intelecto y capacidad para dar significado a estos textos" (p. 341). El efecto (presumiblemente involuntario pero efectivo de todos modos) es generar dudas en las habilidades intelectuales del lector y desanimar a los estudiantes de teorizar sobre sus propias experiencias y vidas, creando las conexiones necesarias para la conciencia radical y el activismo. La capacidad de crear teoría está relegada a los que tienen autoridad: profesores y los de su calaña. Incluso los estudiantes reflexivos y analíticos llegan a ver la elaboración de teorías como excesivamente compleja y fuera de su alcance.
Otro rasgo distintivo del estilo de escritura postmoderno es una constante vacilación y renuencia a decir algo definitivo. Sea testigo de los paréntesis reflexivos que dudan de sí mismos y de las preguntas sin respuesta que se plantean para lograr el efecto. También hay mucho "cuestionamiento", "avanzar hacia una teoría de ..." y "pedir un discurso sobre ..." en lugar de declaraciones definitivas. Con frecuencia, las afirmaciones asertivas quedan excluidas. Casi a diario se inventan nuevas palabras (las antiguas supongo que son demasiado precisas en su significado) que añaden mística e incertidumbre sobre lo que realmente se quiere decir. Finalmente, el advenimiento de la "s" irritante, innecesaria e inapropiada al final de cualquier otra palabra completa la ofuscación (añadida incluso a los sustantivos que ya son plurales): "conocimientos", "discursos" o "posicionalidades".
Es irónico que con este prolífico ataque de verborrea y teoría postmodernas, casi no se diga nada. Sheila Jeffreys (1996) señala en Radically Speaking que "... en la escritura feminista postmoderna hay mucha angustia sobre lo difícil que es hablar o escribir". El efecto neto de todo esto es silenciar y amordazar los discursos e inhibir la adopción de una posición clara y apasionada sobre cualquier cosa.
Denuncia de la meta narrativa.- Para los “no iniciados”, quienes no sepan, una “meta-narrativa” es una explicación sistémica, una que intenta explicar algo como un concepto generalizable en lugar de simplemente describir una situación particular específica sin generalizaciones. Entonces, según los postmodernistas, cada vez que alguien usa la temible "meta-narrativa", puede estar reprimiendo y silenciando otras voces. Si estás dispuesto a decir algo definitivo, es probable que alguien, en algún lugar, no esté de acuerdo. Si estás diciendo algo con lo que nadie está en desacuerdo o que nadie siente que está mal, probablemente no estés desafiando el statu quo (ni nada por el estilo). Sin embargo, es un grave error concluir que debes autocensurarte porque, al hablar, silencias el discurso de alguien más.
La otra característica de la denuncia de la “meta-narrativa” es que, efectivamente, subvierte el significado de la expresión “lo personal es político”[6]. En el postmodernismo, lo personal, más que político, se convierte única y exclusivamente en lo individual. Cualquier intento de crear vínculos entre individuos oprimidos o de crear conciencia sobre cómo las experiencias individuales reflejan realmente fuerzas sociales más amplias, se reinterpreta como silenciar otras voces. Cualquier intento de hacer generalizaciones se considera silenciar e invisibilizar a aquellas personas a las que no se les aplica la generalización. Esto desafía una comprensión básica del concepto de generalización (por supuesto que no es cierto para todas las personas del grupo), después de todo, es una generalización. Sin embargo, las excepciones por sí solas no refutan la validez de las generalizaciones.
Si hago una generalización de que las personas se detienen en los semáforos en rojo mientras conducen, desde luego es cierto que, en ocasiones, algunas personas no lo hacen; sin embargo, es una afirmación precisa y útil que las personas se detengan en los semáforos en rojo. Describe, con razonable precisión, un fenómeno social. Decir que la generalización no es cierta simplemente porque algunas personas no se ajustan a ella, es ridículo y nos deja incapaces de describir o incluso nombrar las normas sociales más obvias.
El efecto de esta refutación de las “meta-narrativas” es impedir que la gente pueda describir sus condiciones sociales, que sean capaces de generalizar sobre sus experiencias personales en sus propias vidas, que sean capaces de ver lo común de sus experiencias de una manera que pueda movilizar a las personas para comprender sus problemas como políticos, en vez de individuales. El efecto neto es que gran parte de quienes cursan Estudios de la Mujer terminen diciendo: “Realmente no puedes decir eso”, incluso sobre las verdades más básicas.
Denuncia del binarismo.- El pensar binario o dual, implica razonar en base a categorías que se excluyen mutuamente. Categorías como el bien o el mal, gay o hetero, mujer o hombre, etc. En el pensamiento postmodernista, los binarismos son malos (lo cual, de por sí, es un binarismo). Algunas personas teorizan que los binarismos son la causa de todas las opresiones; que sin ellos no sería posible oprimir otras personas. Desafortunadamente, sin binarismos tampoco podemos elaborar afirmaciones definitivas. Pues al hacer una afirmación, especialmente si es política, precisa que establezcamos que una cosa es mejor (o peor) que otra. Si evitamos el uso de binarismos (una hazaña que algunos escritores postmodernistas consiguen con esa prosa tan agitadamente incierta que les caracteriza), no podemos decir, por ejemplo, que la liberación es mejor que la opresión, que ser alimentado es mejor que ser famélico, que ser saludable es mejor que estar enfermo.
Al demonizar los binarismos, el efecto es sofocar el habla clara y articulada. La gente se enreda tanto en tratar de evitar elegir una cosa sobre otra que se vuelve incapaz de mantener una convicción apasionada sobre cualquier tema.
Sacar lo social del construccionismo social.- Lo que quizás sea más fascinante de la teoría postmoderna es que, a pesar de todo el discurso sobre cómo se construyen socialmente las cosas, se olvidaron de las implicaciones de lo "social" en la construcción social.
Después de su supuesta nueva percepción de que casi todo está construido socialmente, no abogan mucho por la transformación a nivel social, es decir, por cambios en instituciones, normas sociales, estructuras sociales como la familia, etc. En cambio, se presta mucha atención a las transgresiones individualistas de las normas sociales convencionales, como una forma de resaltar que las normas sociales son construidas y no naturales o inevitables.
Este tipo de rebelión en el postmodernismo es una actividad muy aislada: consiste en que los individuos se encarguen de librar batallas solos. No hay un énfasis entre los teóricos postmodernos para construir una masa crítica de personas unidas en un movimiento social que pueda comenzar a efectuar cambios a sociales. En cambio, hay una comprensión muy superficial de cómo funcionan las fuerzas sociales; un énfasis ingenuo y libertario en las acciones y preferencias individuales, como si el efecto acumulativo de cada elección o acción individual aislada produjera una transformación social a gran escala. El efecto neto de tal atomización de las acciones individuales sirve para prevenir más que fomentar el cambio social.
EL CURIOSO SURGIMIENTO DEL POSTMODERNISMO
Lo que encuentro más interesante sobre el postmodernismo no es lo que dicen los postmodernistas al respecto, sino cómo funciona en el mundo real (y supongo que hay un mundo real) en términos de cambio social. Los efectos del estilo de escritura intimidante y ofuscador, de inhibir las generalizaciones y, por lo tanto, la formación de puntos en común entre las personas, de descartar el pensamiento binario y destripar las convicciones apasionadas, y de enfatizar demasiado la acción individual en lugar de la colectiva, es crear un sistema de desconexión de múltiples capas, silenciamiento y desempoderamiento.
Lo que también es interesante es el momento del advenimiento de la teoría postmodernista. Como señalan Somer Brodribb y Barbara Christian (1996) en Radically Speaking, el postmodernismo se puso de moda en el mundo académico justo cuando las voces de las mujeres y las personas racializadas comenzaron a afirmar una presencia significativa allí. Parece que cuando grupos distintos a los que están en el poder intentan decir cosas, de repente la verdad se disuelve en un sinsentido. Esto es un tanto coincidente para mi gusto.
La coincidencia se vuelve aún más sorprendente cuando se hace evidente que esta no es la primera vez que esto sucede. Inmediatamente después de la primera ola de feminismo, en la década de 1920[7], cuando las mujeres hicieron algunos avances, obtuvieron el voto y comenzaron a ganar algo de acceso a la academia, otro tipo de teorización nihilista se convirtió en furor en la academia: el relativismo y el existencialismo. Una vez más, justo cuando las mujeres intentaban obtener acceso y articular nuestros puntos de vista, de repente ya nada tenía sentido, todo era relativo y la falta de sentido era alabada como alta teoría.
Sugiero que el postmodernismo no es más que el nuevo relativismo y que las teorías relativistas emergen como una nueva línea de defensa cuando las estructuras de poder se ven amenazadas. Es una defensa muy insidiosa y astuta porque pronuncia las palabras de liberación y al mismo tiempo las transforma en un sinsentido. La verdadera agenda está enmascarada en una astuta ofuscación: preservar el statu quo haciendo que la disidencia carezca de sentido y sea ineficaz, incapaz de reunir ningún poder social o político.
A pesar de la supuesta intención del postmodernismo de deconstruir las normas sociales y, al hacerlo, dar paso a los cambios, su efecto real es atomizar las experiencias de las personas, aniquilar el potencial de solidaridad, silenciar el discurso articulado y directo y hacer que las convicciones apasionadas carezcan de sentido. Nos deja incapaces de condenar algo como incorrecto u opresivo con claridad, certeza o convicción. Además, casi todas las llamadas ideas del postmodernismo son simplemente versiones repetidas y despolitizadas de las ideas feministas radicales.
El postmodernismo es una teoría que denuncia el acto de teorizar, es el discurso el que silencia las voces, es la escritura que embrutece y oscurece, es una posición que no defiende ninguna posición, es una política que se niega a tomar posición sobre nada. Y debemos ver la política en eso: es una víbora que los departamentos de estudios de mujeres y de lenguaje hayan cuidado en sus senos colectivos. Es una teoría, llena de bombos y platillos, que no significa nada. Es una teoría sigilosa que contiene un virus que, una vez incorporado, hace explotar toda posibilidad de acción colectiva justa y apasionada para cambiar las condiciones de nuestras vidas.
Por Karla Mantilla
Traducción de Amalia Urzúa
Abstract: Originally published in 1999, we have decided to translate Karla Mantilla's text, entitled Let Them Eat Text. The Real Politics of Postmodernism as "Let them eat papers...", understanding that the author used the sentence "let them eat text" alluding to "let them eat cake", which is the English version of the famous phrase "let them eat cake", erroneously attributed to Marie Antoinette of Austria. Published more than 20 years ago, it is very pertinent (and relevant), given the proliferation of certain ideas and slogans, in an uncritical and repetitive way, as if it were an unveiled truth. Although Karla was interested in the relationship between feminism and postmodernism, her critiques are useful for questioning these discourses ("narratives"), identifying the emphasis they place on the individual over the social and community, the consequences of applying these ideas and the revision of certain premises that seem to have taken hold in the academy.
Notas y referencias (por orden de utilización):
Texto traducido del inglés, publicado originalmente en: Mantilla, Karla (1999) Let them eat text. The real politics of postmodernism. Off Our Backs. 29 (8), pp. 7, 11 y 16. https://www.jstor.org/stable/20836442?seq=1
Nota de la traductora: Se hace presente que en la versión original no hay notas ni referencias incorporadas. Las que colocamos a continuación tienen como propósito orientar de mejor manera la lectura y contribuir a la misma, señalando las fuentes aludidas por la autora.
[1] Nota 1: Off our Backs (en ocasiones con la sigla "oob") fue una revista norteamericana de feministas radicales que existió entre 1970 y 2008. ISSN: 0039-0071
[2] Nota 2: Cursos o programas académicos creados en 1969, primeramente en la Universidad de Cornell y luego otras universidades norteamericanas. También existen programas de doctorado de este tipo.
[3] Nota 3: Mary Daly (1928-2010) fue una activista feminista radical, profesora y teóloga norteamericana, que en Boston College (universidad privada jesuita de EE.UU.) fue sancionada por impartir cursos únicamente a mujeres, acusada de discriminación sexual.
Sobre su trabajo académico ver, por ejemplo: Wozna, Antonina. (2018). Rasgos de la Teología feminista en la narrativa de Mary Daly. Carthaginensia, 32 (62), 365-405. https://revistacarthaginensia.com/index.php/CARTHAGINENSIA/article/view/54
[4] Nota 4: La frase "You've come a long way, baby" corresponde a una campaña publicitaria, de 1968, de la marca de cigarrillos Virginia Slims.
Esta fue una estrategia publicitaria que lanzó la compañía tabacalera Phillip Morris para "aprovechar" la fuerza y popularidad del movimiento feminista norteamericano de fines de los sesenta. A diferencia de sus campañas anteriores -protagonizadas por hombres-, colocó a la mujer como independiente, elegante, segura de sí misma y liberada. Véase más: (en inglés) https://www.aaaa.org/timeline-event/virginia-slims-cashes-womens-lib-declaring-youve-come-long-way-baby/?cn-reloaded=1
[5] Nota 5: En referencia a la frase de Audre Lorde: "Las herramientas del amo no destruirán la casa del amo".
[6] Nota 6: Frase popularizada por Carol Hanisch, en 1970, con un ensayo homónimo. Si bien ella rechaza sea una expresión de su propia autoría.
[7] Nota 7: Para autoras como Amelia Valcárcel (2009), esta correspondería a la segunda ola.
Véase: Valcárcel, Amelia (2009). Feminismo en el Mundo Global. Ediciones Cátedra; y Ginés, Lorena & Jiménez, Carola (2021, 08 de marzo). ¿Un 8 de marzo sin mujeres?. mrns.cl https://mrns.cl/act/nac/8m
Lorde, Audre (2003). La hermana, la extranjera. Horas y Horas
Mikhailovich, Katja (1996) Post-modernism and its “Contribution” to Ending Violence Against Women. En Diane Bell & Renate Klein (eds.). Radically Speaking: Feminism Reclaimed. (pp. 339-349). Spinifex Press.
Jeffreys, Sheila (1996) Return to Gender: Post-modernism and Lesbian and gay Theory. En Diane Bell & Renate Klein (eds.). Radically Speaking: Feminism Reclaimed. (pp. 359-374). Spinifex Press.
Brodribb, Somer (1996) Nothing Mat(t)ers. En Diane Bell & Renate Klein (eds.). Radically Speaking: Feminism Reclaimed. (pp. 297-310). Spinifex Press.
Christian, Barbara (1996) Tha Race for Theory. En Diane Bell & Renate Klein (eds.). Radically Speaking: Feminism Reclaimed. (pp. 311-320). Spinifex Press.