Durante el siglo I, Plutarco escribió su serie de biografías comparadas llamadas Vidas Paralelas. El propósito obvio de la comparación fue tratar de analizar las acciones de personajes de similares características frente a problemas muy semejantes, bien que nunca hubiesen sido contemporáneos. El juicio crítico del biógrafo se expresaba al final de cada par, para indicar quién, a su juicio, tuvo el mejor desempeño en la situación vivencial que le advino, porque no se debe olvidar que, según el parecer popular, al comparar alguien invariablemente pierde.
Se ignora si los creativos de contenidos del relato épico del gobierno del Frente Amplio tuvieron en sus manos la obra o leyeron a lo menos el título, pero es notorio que han pretendido vender una consideración muy similar -aprovechando la conmemoración de los 50 años- al equiparar a Allende con Boric para impulsar la idea que el proceso revolucionario inicial está inconcluso, y que el juvenil actual mandatario ha tomado el relevo para convertirlo en historia cumplida (Leighton, 2022).
La memoria infiel.
El paralelismo conmemorativo puede considerarse como una fórmula para reorganizar un relato encantador con vistas, no a beneficiar a Chile y dotar a la comunidad de paz social con justicia, sino egoístamente como salvavidas sectario ante las próximas elecciones. Y todo consiste en la insistencia a todo trance, financiada con recursos que podrían beneficiar a muchos connacionales en áreas consideradas de suma importancia para mejorar el nivel de vida actual, de una memoria falseada por mera conveniencia ideológica.
En toda época, el sobreviviente de una situación dramática narra una historia de referencia personal que se acompaña de elementos extraordinarios, los cuales refuerzan el relato como algo realmente único; conjunto que, en verdad, nunca sucedió. Es un fenómeno humano muy común ligado a la constitución y funcionamiento de nuestra memoria. Sucede que la reflexión posterior a los hechos nos permite reorganizarlos para hacerlos más creíbles ante la audiencia que nos escucha en base a sus propias expectativas; de tal modo que una narración subjetiva de lo que realmente acaeció y de nuestro papel en el conjunto de tal situación podría llegar a ser poco rentable si no se ajusta a los parámetros de referencia de nuestros destinatarios. Así, mientras más tiempo transcurre entre el hecho mismo y su relato, es mayor la posibilidad que tengamos una bella ficción como sustento y reemplazo de la historia que fue, en la que nuestro papel pudo ser meramente insignificante. Como fácil comprobación, basta preguntar a los adultos mayores qué hicieron el 11 de septiembre de 1973.
Como agregado a la propaganda, el síndrome del recuerdo falso puede generar naturalmente respuestas emotivas diversas, las que no siempre vendrían a favorecer a los agentes inductores de tales agregados a la vivencia real de los sujetos inducidos. Es, por lo anterior, que una dificultad no menor se encuentra en la contaminación del relato, porque al caso del paralelismo buscado a los propios errores de Allende -de contrabando- ante el imaginario popular podrían sumarse los de Boric, de tal forma que el supuesto efecto benéfico ya no sería tal. El relato así contaminado obraría en direccionar -mentalmente- la conclusión anticipada del sueño frenteamplista.
Esos venerables mitos.
Así como el denominado Frente Amplio carece de “amplitud”, la Unidad Popular no fue tan “popular” como se nos desea presentar por estos tiempos. Un simple dato de respaldo: en la elección presidencial de 1970, dos tercios de los votantes habilitados que sufragaron no tuvieron como opción preferente vivir bajo un gobierno socialista sobre el que estaba asentado -propagandísticamente- la sospecha que pudiese convertirse en un régimen comunista (Álvarez, 2010). Tampoco con los años sumó tantos adeptos para intitularse de mayoría; en los hechos, la única referencia poco confiable la encontramos en las elecciones parlamentarias del 4 de marzo 1973 en que el oficialismo habría obtenido un 44% de los sufragios. La acusación de fraude electoral nunca pudo investigarse y entregarnos una conclusión definitiva (BCN, 1973), pero a pesar de ello, lo innegable es que la verdadera mayoría no deseaba la continuidad del gobierno unipopular.
En la época actual, la misma fórmula con destinatario diferente tuvo una respuesta similar en los votantes. De este modo, en el balotaje, sólo el factor miedo y un odio bien cimentado por la propaganda de izquierdas dio esa mayoría transitoria a Boric (Morales, 2021). En pocos meses, esa “mayoría circunstancial” se esfumó en medio de los primeros yerros de la novel coalición gobernante.
Hay una diferencia destacable, pero a la vez una coincidencia sorprendente: Allende trajo a la administración estatal a mucha gente sin preparación académica para las tareas que debían asumir, pero que eran fieles militantes de los partidos de la UP, debilitando la función que debía ser su mejor soporte; Boric ha hecho lo mismo, sólo que parte de su ejército de “servidores públicos” presentan unos abultados currículos, llenos de títulos y estudios que, sin embargo, han significado la repetición del fenómeno. De lo anterior es dable concluir que el problema no es de estudios, sino algo más radical: de inteligencia. Conclusión extraordinaria para unas izquierdas que siempre se han ufanado de ser potencias intelectuales.
Las diferencias entre las semejanzas.
De todo lo que se pudiese decir al respecto del supuesto paralelismo -que es bastante- sirvan de iluminación un par de hechos. Como semejanza básica, se puede indicar que ni Allende ni Boric debían llegar a ser presidentes de la república, lo cual sólo pudo ser posible porque personas que se consideraban demócratas los avalaron, a pesar de tener conocimiento cierto de la radicalidad de sus planteamientos, dejando a un lado a Alessandri y Kast por ser demasiados conservadores para sus anhelos. Pero, de ser electos a asumir, la diferencia es brutal: Allende enfrentó una campaña en contra desde antes de ser ratificado como presidente legítimo (Verdugo, 2020), mientras que a Boric nadie lo molestó. No hay un escenario de encarnizada Guerra Fría a tener en cuenta para medir los propios movimientos y actuar con cautela. Es más, casi sin serle solicitado, Boric rindió acto de vasallaje ante el Imperio (Resumen, 2023), hecho que hace todavía más digna la actitud de Allende.
En los inicios de su gestión, Allende dijo que en su gobierno “se podrían meter las patas pero no las manos” (Thielemann, 2020), y parece ser que durante el primer año eso se cumplió pues la tarea de la coalición se dirigió preferentemente a hacerse de los medios de producción privados para generar el área social de la economía. Por contraparte, hoy tenemos conocimiento público de incremento cotidiano que la coalición frenteamplista desde el comienzo se ha dedicado al saqueo de los recursos públicos. Así, con un dejo de cándida simpleza, la abogada Libertad Triviño -que defiende a Revolución Democrática- nos dice que el partido no ha recibido un peso de recursos fiscales (Toro, 2023), como si tales dineros se hubiesen anotado en su contabilidad e ingresados a sus cuentas corrientes.
Asimismo, un riesgo de golpe de estado tampoco amenaza al actual gobierno debido a que en las instituciones castrenses ya no se observan oficiales con liderazgos bien definidos como los de antes ni la CIA está interesada en propiciar situaciones de riesgo para quien hoy es un peón más en el tablero geopolítico de su lucha por mantener un mundo unipolar. Incluso, después de adherir a la condena de la Operación Militar Especial de la Federación Rusa es hasta posible que le presten una silla en algún organismo internacional, como las recibieron Lagos y Bachelet. Por su trayectoria, no nos podemos imaginar a Allende como un servil ante los intereses globales de EE.UU y sus “aliados”.
“Negacionismo”: vía del pensar unidireccional.
Un tema que ha surgido con fuerza para esta conmemoración ha sido el denominado “negacionismo”, para el cual incluso se propone una ley que lo sancione. Este tipo de discurso, innegablemente ideológico, busca evitar cualquier esfuerzo crítico en temas de conflictos sociales que han derivado en cruentos enfrentamientos civiles con una significativa cantidad de víctimas. Es un silencio de conveniencias muy semejantes a una revancha en la misma línea “de la historia la escriben los vencedores”. Sus defensores, en la práctica, optan por realzar los crímenes de los otros para negar los propios, bajo la consigna de no revisar la multicomplejidad causal de los hechos. Por paradoja, se trataría de un efecto sin causas reconocida como una suerte de hecho primigenio, digno de haber acompañado a Adán…
Y aunque la “verdad histórica” sólo existe en la mente de quienes gustan de dar por cierta y valedera su propia interpretación de los hechos, muchos autores y opinólogos, reacios a reconocer la Verdad cual correspondería a sujetos trascendentes, se aferran a objetivar concertadamente un reducido parecer subjetivo elevándolo al plano de incuestionable.
En resumen, como mecanismo ideológico, el negacionismo no sólo afecta a las derechas, sino también a las izquierdas, debido a que después de todo -cual más, cual menos- siempre se tienen cadáveres en el armario.
El Kerenski chileno.
La historia de Aleksandr Kerenski quizá esté algo olvidada, pero como miembro del Partido Social Revolucionario -formación política identificada en parte con un socialismo moderado- fue partícipe del derrocamiento del régimen zarista y encargado del posterior Gobierno Provisional. En la literatura política se le señala como un político sin autoridad efectiva para dotar a su gobierno de una dirección eficaz, lo que habría facilitado el triunfo del Partido Bolchevique en 1917 y el posterior abrupto final de una insipiente democracia que iba a reemplazar el régimen autocrático (Luxemburgo, 1918). En simple, alguien que por su impericia permitió el dominio de los comunistas sobre Rusia, juicio que probablemente -en atención a las circunstancias- también sea excesivo.
El año 1967 se puso en circulación el libro “Frei, el Kerensky chileno” de Fabio Vidigal Xavier da Silveira, que analizaba el gobierno de la Democracia Cristiana y a su máximo líder, Eduardo Frei, a la sazón presidente de la república en ejercicio. La tesis central de la obra es una denuncia como advertencia que el gobierno demócrata-cristiano, por sus tensiones internas debidas a derivas doctrinarias y a la carencia de conducción incuestionable de su líder, conduciría a Chile a una inexorable revolución comunista. Las derechas locales se hicieron eco inmediatamente de la tesis descrita y el presidente Frei cargó con un estigma de debilidad que no le correspondía del todo, porque su gobierno -del cual se esperaba más en su gestión- no era de coalición. En aquel tiempo, el MRNS no compartió dicha opinión porque el pretendido sustento para el paralelismo Kerenski-Frei era muy feble, pero unos años después vino a sostener que Allende era un mejor candidato para tal identificación.
A nuestro juicio, el personaje más parecido a Kerenski es precisamente Allende, quien no pudo controlar las desavenencias y las diversas direcciones de las concepciones políticas propias de los partidos de la coalición que le llevó como candidato. Su mítica muñeca política era insuficiente para enfocar en una sola dirección a quienes tenían un ideal genérico -un sueño- de convivencia nacional sin verdadero respaldo concreto en las expectativas de los habitantes del país. En varios análisis se especula que la solución al creciente problema de ingobernabilidad en su gobierno era propiciar un acercamiento hacia el “centro” político, hacia el Partido Demócrata Cristiano, de forma de aislar los extremos y evitar el golpe de Estado (Bitar, 1996); pero esa es una fantasía a posteriori que no resultaba viable en dicha época y que sólo es posible sostener con olvido de la muticausalidad antes referida.
Allende fue el rostro amable y el discurso motivador de un intento por llevar a los chilenos hacia un destino no deseado mayoritariamente, bajo la creencia del paraguas ancho de las promesas de resolver los problemas sociales que soportaba la población, al dotarla de una mejor calidad de vida desde la acción eficaz y efectiva del Estado Popular, lo que sin duda permitiría ganarle la adhesión sucesiva de esa esquiva mayoría. Sin embargo, esa misma población venía de creencias semejantes en los gobernantes que le precedieron, la que se sostendrá incluso con el propio Pinochet en los primeros años del gobierno militar. Un simple voluntarismo sin un posible futuro efectivo.
En conclusión, para su larga vida de luchador social Allende pudo haber realizado un mejor papel en favor de la comunidad diferente del suicidio, con el cual dejó bien en claro que, a pesar de lo afirmado en su último discurso, su actitud y finalidad de su acción sólo recaían en él mismo, además de establecer -de trasfondo- que su decepción implicaba la acusación contra su propio sector de no haber cuidado adecuadamente su propio gobierno. Una cosa es no tener temor a concluir voluntariamente la vida propia; la otra, es aquilatar algo más que el propio fulgor como herencia de la forma en que se abandona esta existencia. Si algo había que heredar, eso debía ser superior al “ni perdón ni olvido”, consigna que es una verdadera dificultad para superar un trance tan trágico como el camino desde el fracaso del gobierno popular al golpe militar y sus consecuencias.
Al final, la bala que acabó con la vida del presidente también hirió profundamente el futuro de Chile y, en la actualidad, hay muchos que siguen disparando sobre el pueblo que tanto evocan en sus discursos, porque inmersos en sus teorizaciones no logran comprenderlo.
Abstract: During the first century, Plutarch wrote his series of comparative biographies called Parallel Lives. The obvious purpose of the comparison was to try to analyze the actions of characters of similar characteristics in the face of very similar problems, even if they had never been contemporaries. The biographer's critical judgment was expressed at the end of each pair, to indicate who, in his opinion, had the best performance in the life situation that befell him, because it should not be forgotten that, according to popular opinion, when comparing someone invariably loses.
Palabras clave: gobierno de Boric, Gabriel Boric, Frente Amplio, Salvador Allende, gobierno de Allende, golpe de Estado.
Notas y referencias (por orden de utilización):
Leighton, Cristian. (2022, 11 de marzo). En emotivo discurso, Presidente Gabriel Boric cita a Allende: “Estamos abriendo las grandes alamedas por donde pase el hombre y la mujer libre”. El Mostrador. https://www.elmostrador.cl/destacado/2022/03/11/en-emotivo-discurso-presidente-gabriel-boric-cita-a-allende-estamos-abriendo-las-grandes-alamedas-por-donde-pase-el-hombre-y-la-mujer-libre/
Álvarez, Rolando. (2010). “La Unidad Popular y las elecciones presidenciales de 1970 en Chile: la batalla electoral como vía revolucionaria” en OSAL (Buenos Aires: CLACSO), XI, 28, pp. 219-239.
BCN. (1973). Diario de sesión: Sesión ordinaria N° 21 de la Cámara de Diputados, Legislatura 1973. Biblioteca del Congreso Nacional. https://www.bcn.cl/laborparlamentaria/participacion?idParticipacion=1451538
Morales, Antonio. (2021, 20 de diciembre). ¿Triunfó el miedo o la esperanza?. MRNS. https://mrns.cl/act/nac/boric22
Verdugo, Patricia. (2020, 18 de julio). La intervención de la Casa Blanca para impedir el triunfo de Allende. Interferencia. https://interferencia.cl/articulos/la-intervencion-de-la-casa-blanca-para-impedir-el-triunfo-de-allende
Resumen. (2023, 21 de julio). Política exterior de Boric: aislamiento regional y sumisión al imperio. Resumen. https://resumen.cl/articulos/politica-exterior-de-boric-aislamiento-regional-y-sumision-al-imperio
Thielemann, Luis. (2020, 31 de agosto). Discurso de Salvador Allende en el Estadio Nacional (5 de noviembre de 1970). Revista Rosa. https://www.revistarosa.cl/2020/08/31/discurso-de-salvador-allende-en-el-estadio-nacional-5-de-noviembre-de-1970/
Toro, Daniela. (2023, 08 de agosto). De estilo directo y defensora de la mujer en la profesión: Libertad Triviño, la abogada de RD en el Caso Convenio. EMOL. https://www.emol.com/noticias/Nacional/2023/08/08/1103470/libertad-trivino-abogada-rd-convenios.html
Luxemburgo, Rosa. (1918). La Revolución Rusa. Marxist.org. https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf
Da Silveira, Fabio Vidigal Xavier. (1967). Frei, el Kerensky chileno. Ediciones Cruzada.
Bitar, Sergio. (1996). Chile 1970-1973: Asumir la historia para construir el futuro. Editorial Pehuén.