La publicación de los afiches de convocatoria elaborados por la Coordinadora Feminista 8M generó diversas reacciones, principalmente enfocadas en lo que, algunas, consideran la eliminación de la mujer del que es, precisamente, día de conmemoración. Si bien este cuestionamiento no es nuevo, ha ido tomando fuerza en los últimos años; resultando evidente desde las convocatorias de 2020, centradas en “ampliar” el feminismo a otras áreas, tales como la lucha antirracista, anticapitalista, transfeminista, lesbofeminista, sexo-disidente, plurinacional, anticarcelaria, migrante, transfronteriza, antinegacionista, antiextractivista, etc., lo cual, legítimamente, obliga a preguntarnos qué papel tenemos las mujeres en todo esto.
No cabe duda que desde 2016, en nuestro país, el movimiento feminista ha ido tomando fuerzas, ya en su capacidad de convocatoria masiva o el cómo ha estado dando que hablar constantemente en todo ámbito de la vida pública. Sin embargo, si hablamos de movimiento feminista, ¿hablamos de un todo homogéneo? ¿Si decimos que algo es feminista, de qué hablamos exactamente o qué lo califica de tal?
Estas preguntas no son casuales, pues hoy no sería del todo correcto hablar de EL Feminismo -con mayúscula o no- pues existe una amplia diversidad de concepciones, interpretaciones, léxico y “sujeto político” que ya no sólo abarcan a la mujer en cuanto tal, sino a la sociedad toda; como tampoco nos parece razonable reducirlo a dos supuestas grandes vertientes opuestas entre sí: liberal y radical.
Es, de hecho, frecuente que en redes sociales como Instagram o TikTok, distintas personas -diremos “representantes” de alguna de estas corrientes- se enfrenten y acusen recíprocamente de, por ejemplo, transfobia o misoginia, posicionando la discusión -poca, pero que hay- en si acaso el feminismo es exclusivamente para mujeres o no, si debe ser inclusivo, separatista, lesbocéntrico, etc., dejando en un plano secundario los problemas como la trata de personas, prostitución, “gestación subrogada” o mercantilización reproductiva, por mencionar algunos no tan presentes en las discusiones habituales, focalizadas en la violencia contra la mujer.
Y claro, las reivindicaciones de las mujeres del S. XVIII no son las mismas que aquellas de la segunda mitad del S. XIX ni del XXI. Amelia Valcárcel (2009), a este respecto, identificó tres olas y, sin ánimo de hacer historia, sino sólo para efectos referenciales, las describiremos brevemente:
a) la primera ola, entre los Siglos XVIII-XIX, identificada en la expresión: “Sin derechos civiles para las mujeres no hay revolución”.
b) la segunda ola, entre la segunda mitad del S. XIX y el primer tercio del S. XX, en base a: “Sin derechos políticos para las mujeres no hay paz ni democracia”.
c) la tercera ola, que comprende la segunda mitad del S. XX y comienzos del XXI: “Sin derechos sociales para las mujeres no hay derechos humanos ni justicia”.
Aclarado este punto, ¿Qué nos toca a las mujeres del S. XXI? ¿Somos parte de la tercera ola o ya nos encontramos inmersas en una cuarta ola?
Allí vuelve a aparecer el afiche de la CF8M: ¿ser feminista es también ser (o cumplir con) un listado de significantes tan numeroso y amplio, que parece vaciarse al final?
¿No será mejor apuntar contra el enemigo común que humilla, oprime y reprime, que es el capitalismo, su modelo neoliberal y sus esbirros?
Pero no culpamos a las organizadoras ni podemos acusarlas de “eliminar a la mujer”, ya que sus otros afiches y convocatorias sí explicitan que este 8 de marzo es el día de la mujer, que somos protagonistas; si lo hiciéramos, obviaríamos lo manifiesto: es una coordinadora. Como tal, es esperable que aglutine distintas organizaciones y actividades con tópicos comunes.
Sin embargo, nos preocupa que este tipo de actos puedan prestarse para otras interpretaciones, o aplicarse en términos morales, como tan malamente se está haciendo costumbre en redes sociales, donde “ser feminista” implica cumplir con X conductas, X declaraciones, X acciones, etc. que juzgan varones o nuestras propias compañeras; paradójicamente, transformando lo que debe ser liberación y autodeterminación, en impotencia, frustración y autocensura.
¿Debe cargar sobre nuestros cuerpos toda lucha política? ¿Debemos, nuevamente, cuidar y educar a los hombres?
Porque sí, hay que decirlo, disentir en “espacios feministas” está siendo complicado, y eso está mal: da paso a actitudes autoritarias, policiacas, contrarias precisamente a aquellos principios, fundamentos, establecidos hace ya siglos en una lucha constante por reivindicar el lugar de la mujer en el mundo. La crítica no puede entenderse como “falta de sororidad”, ni el reclamar cómo se elimina el uso del término mujer, acusarse de transfobia sin más. Porque este desplazamiento de la mujer está ocurriendo en el léxico, incipientemente, pero está allí.
Por ejemplo, el uso de la expresión “útero portante” (Arnao, 2020), “persona que menstrua” (Wilson, 2020) o “personas con vulva” (cuerpaenbici, 2020) en vez de mujer. De hecho, este último caso es curioso, porque en una publicación de Instagram, expresa: “Cuando usamos un sillín muy angosto (diseñado para caderas masculinas), los isquiones quedan apoyados en el borde y no al centro, dejando nuestras genitales expuestas. Esto puede tener efectos muy nocivos para nuestra salud sexual a corto y largo plazo! Pero muchas personas con vulva no nos damos cuenta y naturalizamos el dolor que esto produce”. Vale decir, un tema tan relevante por su frecuencia o cotidianeidad, queda en segundo plano ante la contradicción: sí se puede hablar de caderas masculinas, ¿por qué no de caderas femeninas entonces?
En la guía "Sexo más seguro para cuerpos trans" del centro de salud norteamericano Whitman-Walker Health (s/f) se emplea el término "orificio delantero", refiriéndose como: "Usamos esta palabra para referirnos a los genitales internos, a veces denominados vagina. El orificio delantero puede autolubricarse, dependiendo de la edad y las hormonas"; y sobre vagina: "Utilizamos esta palabra para referirnos a los genitales de las mujeres trans que han sido sometidas a cirugía inferior" (p. 5).
Por lo demás, emplear esos términos (útero, vulva, menstruación+ente), ¿no implicaría reducirnos a una característica o categoría? ¿no es acaso un retroceso? Los genitales no pueden definirnos, porque no somos sólo sexo.
Estas denuncias no responden únicamente a una supuesta reacción visceral o "de exageradas", como pretenden acusar algunos. Existe un razonamiento detrás, tornado planteamiento debidamente fundado sobre esta problemática. Así, para Alicia Miyares (2017):
“La fragmentación y la disolución de la categoría «mujeres» contribuye a que descienda el nivel de percepción de la opresión sufrida por las mujeres. El valor positivo concedido a la heterogeneidad tiende a enmascarar el sexismo, la explotación sexual o reproductiva y las relaciones asimétricas de poder que las mujeres padecen en cualquier contexto específico” (p. 126)
Este conflicto no puede seguir ocultándose en pro de una unidad, estrategia conjunta, o mas bien homogeneización autoritaria. Las diferencias se deben abordar, discutir abiertamente, no censurar para que “el movimiento no se vea mal”, “para no herir susceptibilidades”, “para no vernos débiles”. Es peligrosísimo esto. Pareciera que no hemos aprendido nada de nuestras hermanas.
Este problema lo denunciaba Margarita Pisano hace veinte años atrás, en 2001: "Existe un gesto inconsciente y funcional en nuestro largo camino, de no dar continuidad a un pensamiento acumulado por siglos. Volvemos sobre los mismos temas, una y otra vez, sin reconocer los aportes teóricos de mujeres que vienen dando luchas fundamentales para nuestra historia como las mujeres de la Querella o pensadoras contemporáneas, como Adrienne Rich, Kate Müller, Celia Amorós, Luisa Muraro, María Milagros Rivera, Luce Irigaray, Simón de Beauvoir, entre otras. Por qué no leemos, y conocemos más y mejor a las teóricas del feminismo, que son nuestras contemporáneas y que vienen desentrañando los hilos del sistema, no sólo discursivamente sino con actos concretos y políticos. ¿Por qué tantas feministas saben tan poco de feminismo? ¿Por qué tantas mujeres no conocen, ni reconocen la historia de la que provienen, entregándole la palabra a gente que no ha estudiado, ni profundizado en el feminismo y que no sabe nada de él?” (p. 36)
Porque claro, como bien apuntaba Audre Lorde (2003): “Las herramientas del amo no destruirán la casa del amo”, y discutir el ser mujer es esa ingrata pregunta con tintes existencialistas que aquellas que nos antecedieron también plantearon e intentaron responder. Porque es OBVIO que si criticamos un sistema androcéntrico que a cuenta-gotas nos abre espacios, su estructura discursiva se ha asentado en una comprensión de la mujer, de lo femenino, de un modo beneficioso para lo masculino.
Surge entonces el desafío de responder preguntas cada vez más complejas, de diseñar estrategias, de pensar de un modo distinto, orientándonos por ciertos principios críticos que resultan fundamentales, como lo son la unidad y la justicia, y dejar de agotarnos en discusiones inconducentes.
Emilia Schneider (2021), ex presidenta interina de la FECH, actual candidata a constituyente por el distrito 10, publicó a propósito de una nota de prensa elaborada por Paula Aguilera (El Desconcierto), el 08 de marzo de 2018, por su vocería para la Coordinadora 8M: “Ya queda poco para un nuevo 8 de marzo, y me llena de alegría y orgullo poder participar activamente desde el principio de este nuevo ciclo político del movimiento feminista en Chile, que cada vez es más grande”.
¿Es esto problemático? ¿Deberíamos rechazar la vocería de una mujer trans? A priori consideramos que no. Problemático sería que sus concepciones, planteamientos y necesidades se impusieran por sobre el resto de nosotras o, al asumir un cargo representativo, de aquellas que debe representar. Y precisamente, cuando se anunció la vocería de la CF8M, en 2018, hubo dos mujeres, además de Emilia: ¿se les recuerda? ¿tuvieron la misma cobertura mediática? Como ayuda memoria, ellas fueron Joseffe Cáceres y Patricia Loredo; la primera, trabajadora de la UMCE, representante de funcionarios y, la segunda, activista peruana por los derechos migrantes y parte de la Coordinadora 30 de Septiembre, que se formó a partir de la muerte de Joanne Florvil (Aguilera, 2018).
Esto evidencia que, aún en el plano de los cuerpos sociales circunstanciales, las organizaciones deben forjarse a partir de la realidad concreta. Realidad de hija, madre, hermana, abuela, vecina, estudiante, trabajadora, dirigente, etc. Ya en un plano territorial o funcional, pero no podemos esperar ni pretender que "se nos organice" o se nos dirija por organizaciones menores o con representatividad cuestionable.
En nuestra proposición política, lo relevante no estriba en si una persona tiene una determinada apariencia, manera de vestir o de relacionarse con otras, ya en aspectos íntimos como públicos. Tampoco en la imposición de estereotipos de ninguna especie. Nos interesa que aquella persona sea, y al ser, lo haga junto a la comunidad que pertenece, misma que le respetará en su dignidad y exigirá sus correspondientes responsabilidades políticas.
Porque el nuestro es un proyecto comunitario, consciente y responsable con la diversidad de personas y comunidades, intereses y grupos que lo componen, y jamás autoritario ni homogeneizante, porque se fundamenta en la realidad concreta, la misma que nos dicta que existen personas que rechazan los actuales cánones de belleza o roles y prejuicios sexuales, ya sean "de género" o a partir de nuestra diferencia sexual.
Nuestra proposición revolucionaria por excelencia es la revolución del ser, que es atreverse a ser una misma y como dice Carla Lonzi (2018): “Nadie está a priori condicionado al punto de no poder liberarse; nadie estará a priori tan poco condicionado como para ser libre. (…) Descubrir en qué consiste la liberación es liberarse.” (p. 17).
Abstract: The publication of the convocation posters prepared by the 8M Feminist Coordinator generated various reactions, mainly focused on what, some, consider the elimination of women from what is precisely the day of commemoration. Although this questioning is not new, it has been gaining strength in recent years; becoming evident from the 2020 calls, focused on "expanding" feminism to other areas, such as the anti-racist, anti-capitalist, transfeminist, lesbian-feminist, sex-dissident, plurinational, anti-prison, migrant, cross-border, anti-negative, anti-extractivist struggle, etc., Which, legitimately, forces us to ask ourselves what role we women have in all this.
Referencias (por orden de utilización)
Valcárcel, Amelia (2009). Feminismo en el Mundo Global. Ediciones Cátedra.
Arnao, Sonsoles (2020, 09 de marzo) Feminismo en plural. La Tribuna de Toledo. https://www.latribunadetoledo.es/opinion/z55b49159-b598-c0bb-394b879df5d7aac8/202003/feminismo+en+plural
Wilson, Sophie (2020, 13 de junio) Debemos incluir a los hombres trans y a algunas personas no binarias al hablar sobre la menstruación (y te contamos por qué). VOGUE. https://www.vogue.es/belleza/articulos/menstruacion-hombres-trans-personas-no-binarias-jk-rowling
Cuerpa en Bici [@cuerpaenbici] (2020, 2 de diciembre) Cuando usamos un sillín muy angosto (...) [Publicación] Instagram. https://www.instagram.com/p/CIULp17FoyV/
Whitman-Walker Health (s/f) Sexo más seguro para cuerpos trans. https://www.whitman-walker.org/Guides%20PDF/Sexo%20mas%20seguro%20para%20cuerpos%20trans.pdf
Miyares, Alicia (2017) Las trampas conceptuales de la reacción neoliberal: «relativismo», «elección», «diversidad» e «identidad». Revista Europea de Derechos Fundamentales, 29, 117-132.
Pisano, Margarita (2001) El triunfo de la masculinidad. Surada Ediciones http://www.mpisano.cl/psn/wp-content/uploads/2012/03/triunfma.pdf
Lorde, Audre (2003). La hermana, la extranjera. Horas y Horas
Schneider, Emilia [@emischneiderv] (2021, 23 de febrero) Hace tres años atrás, y justo antes del Mayo Feminista, me tocó ser una de las primeras voceras de la Coordinadora 8M (…) [Publicación] Instagram. https://www.instagram.com/p/CLpXGyBJvFJ/
Aguilera, Paula (2018, 08 de marzo) Trabajadora del aseo, migrante y trans: Las 3 voceras de la Coordinadora 8M y sus definiciones sobre el Día de la Mujer. El Desconcierto. https://www.eldesconcierto.cl/nacional/2018/03/08/trabajadora-del-aseo-migrante-y-trans-las-3-voceras-de-la-coordinadora-8m-y-sus-definiciones-sobre-el-dia-de-la-mujer.html
Lonzi, Carla (2018) Escupamos sobre Hegel y otros escritos. Traficantes de Sueños. ISBN 978-84-949147-4-4